La Academia Nacional de Medicina de Francia publicó un comunicado advirtiendo sobre una nueva “moda” el aumento de casos de un procedimiento en el que se le corta el frenillo de la lengua a los bebés para, supuestamente, facilitar la lactancia.
La práctica, dicen, ha tenido un crecimiento espectacular en todo el mundo.
En Australia, por ejemplo, incrementó 420%. En Francia también han detectado un gran incremento de esa cirugía que, en términos médicos, es llamada “frenotomía lingual”.
Este fenómeno los tiene muy inquietos porque, en resumen, no hay evidencia que soporte la creencia de que cortar el frenillo facilite la lactancia.
Por el contrario, advierten, puede conducir a la posible aparición de complicaciones, aunque raras, como hemorragias,
daño tisular colateral, obstrucción de las vías respiratorias, negativa a amamantar, aversión oral o infecciones.
Se trata, dice el grupo de la Academia de Medicina, de “un gesto agresivo y potencialmente peligroso para los recién nacidos o los bebés”.
De hecho, una revisión de la literatura disponible hecha por la prestigiosa Colaboración Cochrane, señalaba que cortar el frenillo de la lengua no mejoraba la alimentación del lactante.
Aunque sus autores mencionaban la posibilidad de que mejorara el dolor en el pezón de la madre, advertían que la evidencia,
en general, era de muy baja calidad y solo pocos estudios analizaban ese asunto.
Otro de los problemas ahora
Como le dijo a la agencia AFP Virginie Rigourd, pediatra del hospital Necker en París, es que ese tipo de operación
la están llevan a cabo personas sin un título médico propiamente: los osteópatas y los consejeros de maternidad.
“En ausencia de dificultades para amamantar, la presencia de un frenillo de la lengua corto y/o grueso no constituye
una indicación de que se debe hacer una frenotomía,
que es un procedimiento agresivo y potencialmente peligroso para los recién nacidos o lactantes y no debe realizarse
en ese momento”, asegura la Academia de Medicina de Francia.
En otro párrafo
Sus integrantes piden que, en caso de que haya dificultades en la lactancia, “se realice un riguroso procedimiento diagnóstico
por profesionales con formación universitaria o con formación oficialmente homologada en lactancia materna, respetando la medicina basada en evidencia”.