Adelgazar de forma saludable y sin esfuerzo es uno de los obsesiones del mundo actual.
Tener un cuerpo 10 se ha convertido en una fijación para mucha gente en una sociedad donde el sobrepeso y la obesidad están a la orden del día.
Un problema del primer mundo (especialmente en Europa y América) y que afecta tanto a jóvenes como adultos.
Un aumento en la ingesta de alimentos con alto contenido calórico y ricos en grasa, así como el escaso tiempo que dedicamos a realizar actividades físicas, debido principalmente a una vida cada vez más sedentaria, son las causas principales del sobrepeso y la obesidad.
Por eso, cada vez más gente recurre a dietas milagro o exprés y la práctica de ejercicio físico temporal y que no siempre dan los resultados esperados, porque lo que se busca es bajar de peso de forma rápida y sin apenas esfuerzo y eso es casi una quimera.
Esfuerzo y buena alimentación y ejercicio
Obviamente, existen trucos y claves para adelgazar que no tienen nada que ver con hacer una dieta estricta ni estar contando calorías todo el día. Pero eso conlleva mucha disciplina y esfuerzo, llevar buenos hábitos alimenticios y realizar ejercicio de forma continuada.
Japón, uno de los países con las tasas más bajas de obesidad (un 3,5% frente al 21% de España o el 33% de Estados Unidos), es buena muestra de ello.
Las tradiciones y la cultura del país nipón, así como las leyes aprobadas para combatir el sobrepeso, han ayudado en gran medida a que sus ciudadanos mantengan una figura envidiable.
Por eso, te presentamos siete trucos infalibles que usan los japoneses para estar delgados sin recurrir a dietas milagro. Aquí tienes
Comen alimentos de fácil digestión:
Los japoneses llevan a rajatabla una alimentación basada en comidas que resultan fáciles de digerir por nuestro organismo. De hecho, están acostumbrados a consumir productos crudos durante los meses de verano (lo que les ayuda a afrontar el calor) y optan por los cocinados en el invierno.
Nunca se llenan del todo con la comida:
La población nipona utiliza un método, conocido como Hara Hachi Bu, que se basa simple y llanamente en parar de comer cuando sienten cierta sensación de saciedad. De este modo, se sienten satisfechos y no necesitan darse un gran atracón como ocurre en los países occidentales, donde culturalmente comemos hasta que no podemos más.
No van al gimnasio:
Los japoneses están acostumbrados a realizar entrenamientos moderados, sin matarse en el gimnasio. Caminar a diario, hacer yoga o estirar son algunas de sus prácticas habituales que, además, les ayudan a reducir el estrés, uno de los principales factores por los que el cuerpo usa la grasa de nuestro organismo.
Una alimentación basada en el yin y el yang:
el filósofo japonés George Ohsawa desarrolló una dieta macrobiótica basada en la dieta, el ejercicio, la meditación y la energía del yin y el yang. Se trata de comer y vivir en armonía y buscar el equilibrio de nuestro cuerpo. Para ello, la comida (generalmente de productos orgánicos y de temporada cultivados de forma local) se divide en cereales integrales, como el arroz integral, la avena, la cebada, el trigo sarraceno o la quinoa (entre el 40 y y el 60%), frutas y verduras (entre el 20 y y el 30%) y judías y productos derivados (entre el 10 y y el 25%)
Toman baños calientes:
}esta actividad ayuda al cuerpo a quemar calorías, reduce los niveles de azúcar en sangre, disminuye la inflamación y facilita tener un sueño de mejor calidad. Solo bastan 20 minutos en agua con temperaturas que oscilen entre los 38 y 42 grados.
La dieta de la respiración prolongada:
se trata de una técnica tradicional consistente en respirar durante tres segundos y exhalar fuertemente durante otros siete. La grasa está compuesta principalmente por carbohidratos, hidrógeno y oxígeno y, cuando este llega a las células, se descompone en agua y carbono, de forma que cuanto más oxígeno utiliza el cuerpo más grasa se quema.
Mantienen una buena postura:
gracias al método de Toshiki Fukutsudzi, un popular médico japonés, se ha demostrado que una buena postura ayuda a adelgazar.
Esta técnica consiste en sentarse en el suelo con las piernas estiradas y situar una toalla enrollada detrás de la espalda.
Acto seguido, hay que tumbarse en posición recta con la toalla bajo la cintura e intentar acercar los dedos de los pies de forma que estos hagan un triángulo.
Por último, hay que levantar los brazos por encima de la cabeza e intentar juntar los dedos meñiques. Una vez lograda esta postura hay que permanecer en ella al menos cinco minutos
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